JULIO IGLESIAS
EN UN RINCÓN DEL DESVÁN
En un rincón del desván donde nació nuestro amor...
En un rincón del desván tan sólo queda un adiós.
Parece que fue ayer cuando temblabas de amor.
Quizás fue que lo soñé... Quizás, mi amor.
Los sueños de ayer,
las primeras rosas,
el beso que te robé,...
Y muchas más cosas.
Al atardecer,
al hacerse oscuridad,
la tenue luz de un quinqué
en el desván.
Pero aquel tiempo pasó
y ya nada importa.
En nuestras vidas no hay
ni amores, ni rosas.
Pero aquel tiempo pasó
y ya nada importa.
En nuestras vidas no hay
ni amores, ni rosas.
Y qué tristeza me da volver de nuevo al desván...
Y qué tristeza me da sabiendo que ya no estás.
¿Recuerdas el butacón? Está en el mismo lugar.
Mi perro ya se murió en el desván.
Pero aquel tiempo pasó
y ya nada importa;
y sin embargo, mi amor,
hay sueños y hay rosas.
Pero aquel tiempo pasó
y ya nada importa;
y sin embargo, mi amor,
hay sueños y hay rosas...
¡Hay sueños y hay rosas!